David Leo, la poesía y pasa palabra





Cuando en 2006 un chico de 17 años ganó  ex-aequo con Ben Clark el premio de poesía Hiperión con un libro titulado Urbi et orbi,  apenas 1000 personas -entre ellas yo- compraron esos versos de métrica clásica que sin embargo sorprendían por su deslumbrante modernidad. Diez años después David Leo se hacía con el premio más alto en la historia del programa Pasapalabra -un millón ochocientos sesenta y seis mil euros- y dos millones de espectadores veían como el joven licenciado en filología batía un record, al recibir la mayor cantidad de  dinero concedido a un concursante en los anales  del tele show.




En ese punto del recorrido de David Leo fueron muchos los medios que dieron cuenta de su hazaña y entonces me enteré  que para conseguir ganar este concurso el poeta se había preparado concienzudamente, con ayuda de su novia, como cualquier opositor a notario, diplomático o registrador de la propiedad. Tres años dedicado a opositar a la plaza fugaz del éxito televisivo, con un rígido programa de horas de estudio. Provisto de vídeos del certamen, diccionarios e incluso de un programa de ordenador para prepararse las respuestas. Solo que en lugar de obtener un destino  de primer secretario de embajada en Nairobi o una plaza en el registro de Santiago de Compostela el fin era conseguir el dinero suficiente para dedicarse a escribir poemas.

A mí me gustó mucho la poesía de David Leo, antes de saber que era un cerebrito, dispuesto a desbancar la banca en los programas de entretenimiento cultural. cuando leí su libro, tras una crítica muy elogioso del mismo que apareció  en el País. Entonces solo se sabía de él que había sido el ganador más joven del premio Hiperión, a lo largo de su historia y que en 2005 consiguió otro premio de poesía amorosa en el ayuntamiento de Rincón de la Victoria  ¡Qué buen nombre para un galardón!

No hay nada artificioso ni impostado en la manera en que Leo, como los chicos obsesionados con la muerte de los que habla  Fiedler en "Love and death in the american novel",  nos introduce en el río de su pensamiento.  Esos versos compuestos con métricas en desuso pero que nos hablan de un mundo inequívocamente contemporáneo. Pero, a mi modo de ver, lo más interesante de sus poemas no son sus juegos   de palabras  ni su habilidad a la hora de utilizar viejas rimas  si no, sobre todo,  su capacidad de trasmitir emoción y  su lucidez a la hora de tratar los temas eternos del tiempo, la muerte y la poesía.  


ANTES QUE NADA

Al viento quieres elevar tu vela,                                                
cumplirte en las raíces de este parque,
Pasar desde el sigilo de este cruce                                        
hasta una actualidad en la que el tiempo                                
grave no grabe irremisible huella.                                          
Libre al aire de mármol dar tu cara.                                      

Pero tu gratuidad saldrá muy cara.                                                                                    
La cera ha de licuarse, y esa vela
que ahora mismo está en pie sobre tus huellas
no va a prestarle luz a ningún parque.
De frío y de calor se nutre el tiempo;
tú no eres más que ese ligero cruce

y en breve yaces bajo sobrias cruces,
solo eres el recuerdo de una cara
que adivina en las nubes el mal tiempo.
En breve tus querientes hacen vela
un tiempo breve. Luego ni en el parque
se ha de elogiar ni de observar tu huella.

Y tu piensas qué hacer por que esta huella
no se pierda en los cauces de ese cruce,
trascienda más allá del falso parque;
por que a la eterna imagen de tu cara
acerquen la apetencia de unas velas.
Y hasta ese pensamiento ocupa tiempo.

Es tan difícil de creer que el tiempo
raspe sus marcas, si antes dejó huella
al pasar tu mirada noche en vela.
Qué él tan presente, de repente cruce
hacia otra realidad y que tu cara
retire de la vida y de los parques.

Es igual. Mientras tanto goza el parque;
ojalá que la dicha y el buen tiempo
te dejen en los huesos y en la cara
su poso de fortuna como huella.
Deja que rauda plenitud te cruce
tanto en el sueño como estando en vela.

No hay más, así que vela en este parque
hasta que cruce, hasta que borre el tiempo
las huellas de la vida en nuestras caras.


LUNES

NOCTURNO

Sosteniendo las bolsas de basura
como la piel de tóxicos delfines.
Seleccionando de entre la basura
que son los meses, de entre la basura
que son los planes, toda la basura
más digna de acabar en la basura.
Así van los vecinos de mi calle,
todos saliendo al toque de corneta
entre aires y pijamas de galaxias.

Y llegará el camión. Todo el estrépito
pasará como amnesia por la calle,
exterminante ángel de uniforme.
Quedo lívido yo. Se me ha olvidado
con estiércol ungir mi puerta rígida.
En nuestra casa
falta la sombra de su primogénito
sentado en el sofá, nuestro deleite,
nuestro arcángel de mondas de naranja.


JUEVES

INDIGENCIA

Parece que es un simple nauseabundo,
un vagabundo simple en la cornisa,
viendo a la muerte en mangas de camisa,
extraviando derrotas por el mundo.

Parece que es un charco moribundo
que el alpinista desnutrido pisa,
un trozo de pudor que se requisa
al tan facundo público infecundo.

La víctima parece. Haced la prueba:
dadle costilla y esperanza nueva,
nuevo caparazón, nuevo mendrugo

y ved como se forma en su arrogancia
otro capullo más, otro verdugo
abolida por fin su circunstancia.






Comentarios

  1. La poesía de David Leo, gracias a tu blog, ha sido para mi un emocionante descubrimiento. Admirable y genial su forma de ganar una cantidad importante de dinero para seguir escribiendo.Con esa fuerza de voluntad y con su gran talento llegará a ser un gran poeta.

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  2. Larga vida a la poesía, a los poetas y a sus lectores.

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