El españolito, Machado y la Cataluña del Process





¿Era españolista Antonio Machado?



Ahora que ¡por fin! ha llegado el día D, la noticia de que el alcalde de Sabadell, siguiendo las directrices de un historiador, contratado por el consistorio, propusiera retirar el nombre de la  plaza de Antonio Machado por considerar españolista al autor de Campos de Cstilla ,  ha quedado como un broma de verano, muestra de a lo que nos puede llevar la mezcla de sectarismo y estupidez. ¡Qué lejos los días en que, desde Barcelona, Jaime Gil de Biedma se reunía con un grupo de poetas en la tumba de Machado del cementerio de Colliure para rendir homenaje al escritor sevillano. 
Revisando las informaciones sobre el edil, que quería eliminar de su ciudad a los advenedizos al preclaro linaje de la catalanidad, me ha llamado la atención  los argumentos que un periódico, representante del seny catalán como La Vanguardia, dio para que el nombre de Machado siguiera ocupando su lugar en la plaza. 
Los garantes de la pureza de sangre de la ideología catalanista, según explica La Vanguardia, esgrimen una carta de Machado a Pilar de Valderrama, mientras se está discutiendo el Estatut en las Cortes, en 1932, para justificar su españolismo:
“La cuestión de Cataluña sobre todo, es muy desagradable-le escribe Antonio Machado a su musa-. En esto no me doy por sorprendido, porque el mismo día que supe el golpe de mano de los catalanes lo dije: ‘Los catalanes no nos han ayudado a traer la República, pero ellos serán los que se la lleven’.
Y en efecto, contra esta República, donde no faltan hombres de buena fe, milita Cataluña. Creo con Don Miguel de Unamuno que el Estatuto es, en lo referente a Hacienda, un verdadero atraco, y en lo tocante a enseñanza algo verdaderamente intolerable. Creo, sin embargo, que todavía cabe una reacción a favor de España, que no conceda a Cataluña sino lo justo: una moderada autonomía, y nada más”.
La Vanguardia cita a Jordi Domènech, editor del epistolario de Machado con Pilar Valderrama, a quien el poeta llama Giomar, para explicar la posible desviación ideológica del autor de Campos de Castilla. Lo que ocurre-dice Domènech al periódico- es que Machado critica el Estatut para contentar a su amor platónico(que al parecer no fue tan platónico según otros estudiosos del poeta aunque eso es otra historia). Pilar Valderrama -dice Doménech- era de familia burguesa y de derechas y, claro, Machado tenía que disimular: O sea que Machado no era españolista si no, simplemente, un hipócrita. 
Los defensores de la corrección del pensamiento machadiano aluden también que le gustaba mucho Barcelona y la consideraba la ciudad más europea de España, como si no se pudiera admirar las virtudes de Barcelona y estar en contra del Estatut. En el fondo, lo que ocurre es que  mucha gente son incapaces de entender toda la complejidad que caracteriza al ser humano. De modo que su estrechez de miras les hace condenar a los intelectuales y artistas que no corresponden, en todas sus manifestaciones, a unos clichés establecidos, como si fueran  uno de esos pack  que se venden enlatados en los supermercados. Los defensores de las esencias se olvidan de la importancia de la libertad en el ejercicio de  la maravillosa capacidad de pensar.

                                                              
Pilar Valderrama

Un andaluz andalucista es un andaluz de tercera


En el libro "Fidelidad a Grecia" del filósofo Emilio Lledó, éste, dedica a Machado un capítulo que empieza con sus conocidos versos:

Ya hay un español que quiere
 vivir y a vivir empieza
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes 
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón


"Como me refería a la memoria y ,de paso, a la actualidad de Juan de Mairena -escribe Emilio Lledó, en un artículo del 2008, recogido en su obra Fidelidad a Grecia-  ,no puedo por menos de acabar esta nota con un texto de este libro. Un texto que no querrán o, en el peor de los casos, no podrán entender aquellos cuya mente ha sido descuartizada, manipulada, por las palabras abstractas que encubren intereses muy concretos y ganancias propias. Pero, como sea, es casi un deber ciudadano recordar  a su autor":
" De aquellos que dicen ser gallegos, catalanes, vascos, extremeños , castellanos etcétera, antes que españoles, desconfiad siempre. Suelen ser españoles incompletos, insuficientes, de quien nada grande puede esperarse.
-Según eso, amigo Mairena -habla Tortólez en un café de Sevilla-, un andaluz andalucista será también un español de segunda clase.
-En efecto-respondió Mairena-;un español de segunda clase y un andaluz de tercera" .



Pilar de Valderrama, amor secreto del poeta

Además de los delitos de anti catalanismo de Machado, puestos de relieve  por el edil y sus colaboradores, leyendo a Juan de Mairena me encuentro con un párrafo que,  podría dar lugar a que desalojaran una placa con el nombre del poeta de una calle  de cualquier ciudad de provincias, un párrafo que, trasladado a los baremos actuales, puede escandalizar a los ciudadanos bien pensantes. A saber:

"Lo que hace angustiosa la lectura de algunas novelas,como en general la conversación de las mujeres, es la anécdota boba, el detalle insignificante, el documento crudo, horro de toda elaboración imaginativa, reflexiva, estética. Ese afán de contar cosas que ni siquiera son chismes de portería...¡Demasiado bien lastradas para el naufragio, esas novelas, en el mar del tiempo! ".... 

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