Para venderse mejor
Con las nuevas tecnologías todos nos hemos vuelto un poco fotógrafos, periodistas, mecenas de nosotros mismo. En una sociedad de emprendedores y consumidores en el que todo se compra, todo se remplaza y el triunfo equivale a aumentar el porcentaje de ventas, más votos, incluso mayor número de clicks, no es de extrañar que un gran número de personas opten por venderse a sí mismos. Lugares no faltan: redes, buscadores, blogs. El mundo actual está organizado para que todos tengamos nuestros cinco minutos de gloria. Al fin y al cabo los menos favorecidos siempre han tratado de copiar a las clases privilegiadas y ahora los afortunados que suscitan los anhelos de la masa son los personajes más mediáticos, los que ocupan los top ten de lo más visto cuyos nombres conviertan las anécdotas de sus vidas en trending topics. La nube infinita de Internet multiplica las oportunidades. Las redes copian los usos y costumbres de las revistas con más tirada: fotos de cada acontecimiento por nimio que sea, valorización de la belleza, a veces me sorprenden el coro de comentarios que saludan en Facebook la aparición de las fotos más banales: ¡Oh, qué guapa!, ¡ qué mono!... También es cierto que nunca la sociedad civil ha tenido más oportunidades e influencia. Desde la época de Galdós en la que las señoritas se encerraban en casa para que los vecinos no supieran que no estaban en situación de veranear ha llovido mucho pero esencialmente el ser humano ha variado poco y sin embargo: ¿dónde están escritores como aquellos que retrataban de una manera tan vívida y real la sociedad de su época ? En la Europa decimonónica la nobleza de sangre se aliaba con la burguesía enriquecida para seguir ocupando la cúspide de la sociedad, ahora los ascensos son más rápidos y la aceleración de la historia va a lomos de los cambios sociales que introducen los avances técnicos. En el mundo cerrado de Guermantes, un judío rico y homosexual como Proust era un advenedizo que alcanzó la gloria por la genial crónica de su auge y decadencia. Durante sus últimos años se dedicó a elaborar un mundo que es también un poco el de sus lectores. Rastreando internet veo que todos los tomos de "La busca del tiempo perdido" se resumen en una serie de frases tomadas de sus obras que se twittean y se difunden en las webs con el marchamo de marca de su prestigio de tal manera que ahora podemos leer al autor de la incomparable Recherche en algunas citas en Facebook.
Sara Carbonero e Iker Casillas, top ten entre los personajes mediáticos
Lo más curioso es que existen votaciones de los proverbios que más gustan de Marcel Proust como si se tratara de una carrera de caballos y la posibilidad de compartir sus citas preferidas e incluso fans del escritor que dan a me gusta en los sitios virtuales que publican retazos de sus obras y jamás han leído uno de sus libros.
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