Claudio Magris y el hotel del tenor




Ahora que las ciudades y las cosas cambian tan rápidamente empiezo a valorar cada vez  más los espacios, a menudo modestos, cuya atmósfera evoca un trozo de su propia historia;  esos sitios, cada vez menos frecuentes, en los que sus propietarios han sabido conservar  vivo su pasado. 



El último de ellos lo encontré haciendo el tipo de turismo que más me gusta:  vagar y curiosear por cuenta propia y disfrutar de lo que voy encontrando siguiendo las reglas del azar, así  di por casualidad con " El hotel del convento"  en la plaza principal   del barrio judío de Hervás al sur de Gredos.  Nada más pisar el pasillo y atravesar la puerta con vidrios modernistas sentí por el lugar una atracción repentina y entré en el porche con piano y tumbonas que da al cuidado jardín de trazado decimonónico frente a la sierra.  Así fue como me di de bruces con el dueño de la casa rural, un tenor aficionado, que amablemente me enseñó parte de su albergue de pocas habitaciones, las de la casa de su familia. El lugar  probablemente ha cambiado poco desde los tiempos de la abuela, cuya foto preside la pequeña recepción. Cuando le comenté que era muy guapa, me dijo que siempre le habían dicho que se parecía a Grace Kelly.
El huerto
 .
Pensé que no me importaría pasar una semana alojada en ese hotelito tan " fin de siècle" como diría el escritor italiano Claudio Magris.  Últimamente cuando voy a cierto sitios pienso en los libros  que me gustaría leer allí e imagino que a Magris, un autor tan elitista como crítico con el mundo actual, le gustaría  ser leído frente a un seto de boj y el perfil  nevado  de la sierra de Gredos.  
Hay dos clase de escritores: los que utilizan un fórmula que a veces da excelentes resultados como la mayoría de los autores de bestseller  y los que se parecen únicamente a ellos mismos, la prosa de estos últimos suele caracterizarse por una especia de música personal, una melodía  que escuchamos cada vez que leemos uno . de sus libros. El germanista y erudito Magrís pertenece a estos últimos, lo cual no fue obstáculo para que su libro El Danubio, de lectura difícil para los amantes de las historias de ritmo trepidante, se convirtiera en un bestseller. 



 

  El escritor Claudio Magris en su juventud


Una vez que se uno se sumerge en la particular musicalidad de Magrís, esa sinfonía de nombres con resonancias alemanas o centroeuropeas, muchos de los cuales no hemos oído jamás junto a los que casi todo el mundo conoce: Kafka, Thomas Man, Leopardi, Dostoiveski, Nietzsche, Musil, se puede disfrutar de un recorrido por lo  pagos de la alta cultura. Una cultura laica dentro de un mundo cristiano porque Magris es un laico que busca un humanismo atento a los valores morales.





http://www.hislibris.com/el-danubio-claudio-magris/

Comentarios

  1. Qué idea tan original: pensar en los libros que a uno le gustaría leer en determinado lugar... Desde luego, me han entrado ganas de leer a Magris y de visitar ese maravillos huerto de la fotografía.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Dolores por tu comentario. El problema es que nunca suele haber suficiente tiempo para quedarse en esos lugares unos días para leer o pasear. Al final esa idea se acaba convirtiendo en una especie de fantasía dentro de la vida acelerada que caracteriza nuestra época .

      Eliminar
  2. Teresa muy bonito y evocador tu comentario
    agotada de fracasar en comentarte. no lo consigo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro que lo consigues, por algo el comentario está ahí. Por cierto, muchas gracias.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La silenciosa muerte de Mary Larrañaga

El amor perdido de Jean Cocteau y Luis Escobar. En la foto, interior de la Villa de "Santo-Sospir en la Costa Azul" con frescos de Cocteau

Carmen Lomana o el triunfo de Mariquita Pérez