La Polìtica no es nada sin Belleza, Visión y Sentimientos por Santiago Alvarez de Toledo
Federico Garcia Lorca
EN POLÍTICA,
BELLEZA
ADEMÁS DE
INTELIGENCIA
LA BELLEZA DESDE LA EVOLUCIÓN HASTA LA POLÍTICA
Los antropólogos
saben que la supervivencia de la especie humana al depender del sexo depende de
la belleza. Por la belleza el ser humano entiende el modelo tendente a la
perfección, el no defectuoso: el no tuerto, no cojo, no manco, no asimétrico,
no jorobado… Y así la evolución es inteligente al buscar la belleza, puesto que
mejora la especie.
En la
organización social y política tampoco basta con la inteligencia. Ante todo es
necesaria una estructura y funcionamiento que conduzca a obtener un bienestar
común. Pero para mover a una comunidad a dirigirse hacia esa estructura y
funcionamiento sociopolíticos es necesario un mensaje bello, una visión de un
futuro atrayente, como un ideal profundamente sentido. La pura lógica no
“llama” lo suficiente.
Durante la
segunda república española un solo hombre hizo más por los ideales y la belleza
de la igualdad que los gobiernos republicanos deficientes y permisivos de
desmanes. Ese hombre fue García Lorca e hizo tanto que lo pagó con su vida. Y
entre los nacionales, especialmente los falangistas, encontraron su fuerza en
la poesía y los acordes del “Cara al Sol” tanto como en las armas.
Los seres que
históricamente revolucionaron las visiones comunitarias, religiosas, sociales y
políticas lo hicieron transmitiendo ideales y visiones de sentimientos bellos y
vibrantes, no meramente lógicos e inteligentes. Desde Jesucristo, varios de los
pensadores de la Ilustración, Franklin D. Roosevelt, Gandhi, Nelson Mandela,
hasta hoy Obama han transmitido una visión de una sociedad más feliz y de
confianza en conseguir hacer realidad esa visión (“Yes, we can”).
Tras la segunda
guerra mundial y los horrores que antes de ella y en ella se vivieron llegó una
ola de idealismo que impregnó la creación de organismos internacionales,
gobiernos nacionales, así como declaraciones de principios. El romanticismo
contagió el cine anglosajón de la postguerra. Por todas partes rezumaban unos
nuevos ideales comunes de vida, hoy en gran parte perdidos en una atmósfera
economicista, competidora y consumista así como falta de confianza en sí misma.
Hoy hace falta un
mensaje y una visión que nos magnetice para crear una sociedad que se sienta a
gusto viviendo con ella misma, con un verdadero sentido comunitario similar a
la verdadera amistad y la verdadera familia, con objetivos comunes consensuados
entre nosotros mismos, entendiendo que son una tarea de absolutamente
todos… justo lo contrario del actual
fomento del individualismo materialista.
Una comunidad de
ayuda mutua y planes de mejora continua. Una visión del “otro que disiente”, no
como “enemigo” sino como “otro igual
aunque de diferente pensamiento”, quizás simplemente equivocado. Sin que ello disminuya
la energía de las medidas a tomar por mayoría y probablemente no a su favor.
Con justicia
igual para todos y distribución de lo que hay que dar a la comunidad
proporcionada a lo que se posee (impuestos proporcionales).
Ni que decir de
la corrupción que es un puro robo a la
mayoría…
Buscando la
igualdad de oportunidades que no de resultados, pues ello depende de los
valores individuales.
En la belleza de
esta visión, en sus ideales y los sentimientos que produce residen su enorme fuerza
y su empuje.
La política así
también es inteligente al manifestarse con belleza.
PERO
NO BASTA CON LA ESTÉTICA
Hay que utilizar
también la inteligencia para obtener los
resultados debidos. Además no basta
simplemente con aplicar las recetas ideológicas de uno u otro lado, de
una u otra tendencia, históricamente tantas veces repetidas y que tantas veces
fallaron. Hay que buscar una sabia mixtura, una tercera vía o vía intermedia
que inteligentemente se adapte mejor a los problemas de aquí y de hoy. Lo mejor
de cada ideología, en lo que cada una se ha especializado según ha demostrado
la historia:
· del capitalismo/neoliberalismo
sus mecanismos para crear riqueza. Aunque ello ahonde más la sima entre ricos y
pobres, después llegará la redistribución.
· del socialismo,
precisamente sus sistemas de redistribución y solidaridad.
Y así, llegar a
una aplicación flexible y pragmática - no ideológica ni fija- de ambos principios, a cada problema. Y para
cada caso una mezcla diferente que se adapte lo mejor posible.
No utilizar
siempre las mismas herramientas de cada ideología. Se dice que para quien tiene
un martillo todo parecen clavos. Más bien utilizar herramientas varias,
flexibles y adaptables a cada caso, como la navaja suiza…
Y alcanzar así sistemas mixtos como un “Capitalismo Solidario”
o un “Socialismo de Mercado”.
¿ Cómo, con qué
medidas concretas ? . Por ejemplo reduciendo las estructuras estatales en busca
de un menor coste. Uniendo varios municipios, zonas y algunas autonomías para
disminuir la proliferación actual de funcionarios, tanto de empleados como de directivos,
como ahora está emprendiendo Francia (de 22 a 13 regiones). Profesionalizando
los métodos de selección y eliminando muchos de los cargos políticos de
confianza, para elevar el nivel de su calidad, de su cualificación y disminuir el
amiguismo y los costes.
Incentivando un funcionamiento “no
funcionarial” de los funcionarios: parte salarial no fija -según resultados-,
posibilidad de despido según comportamiento -no “seguridad total” se trabaje bien o mal- y facilitando y motivando la competitividad.
No faltan ejemplos
internacionales. Los países escandinavos y Suecia en particular han mostrado el
capitalismo más solidario –mixtura pragmática- conocido, siendo al mismo tiempo
pioneros en innovación.
Todas esas soluciones están en donde en cada momento y lugar se abre la
ventana de Joseph Overton: aquel espacio limitado de lo posible (“la política es
el arte de lo posible”), de sentido común y aceptado por la mayoría. A sus
lados, arriba y abajo hay muros de imposibilidad y falta de sentido. Pero la
ventana se mueve con el tiempo y las circunstancias y en cada momento y lugar,
aún en cierta oscuridad, hay que intuir donde está para acertar con la solución
adecuada.
En el ámbito nacional, por ejemplo en el
problema de Cataluña no es útil ni posible ni el inmovilismo gubernamental ni
el maximalismo secesionista. Ambos son parte del muro. Puede haber una tercera
vía, vía media o ventana, negociada, teniendo en cuenta a los empresarios, a
los intelectuales, a la Unión Europea y al resto de los españoles.
Probablemente hacia el federalismo.
En áreas como la forma de jefatura del
estado tampoco sirven las polarizaciones ideológicas clásicas que clasificarían
la monarquía como dentro de la derecha y a la república en la izquierda. Ello
contrasta con muchas de las realidades existentes, más de “tercera vía”: las
monarquías nórdicas europeas, democracias de las más solidarias y ciertas
repúblicas sudamericanas manejadas por unas pocas decenas de familias o la
misma república presidencialista de Busch jr. La derecha o la izquierda la
marcan más bien las políticas desarrolladas debajo de cualquier jefatura del
estado.
Para
aprender a intuir y llegar a ver la
ventana de Overton pueden ayudar las opiniones y manifiestos de intelectuales,
menos comprometidos y más objetivos que los políticos.
Un
“corto” proyectado en los años cincuenta demostraba que lo práctico a veces no
es lo que parece. El “corto” mostraba una “Autostrada” italiana en la que gran
parte de los conductores se adelantaban cambiando de fila con maniobras
arriesgadas de aceleración y frenado. Por pura prudencia, la media de los
conductores poco a poco se separaban algo más del de delante para evitar la
inseguridad de un imprevisto y reducían necesariamente su velocidad. La segunda
parte del “corto” mostraba una “Autobahn” alemana en la misma época. Un tráfico
ordenado, por sus vías, permitía una mayor velocidad a todos y con mayor
seguridad. El corto utilizaba la imagen para enviar un mensaje final de cómo el
individualismo competidor y no cooperativo va frecuentemente y en muchas áreas
contra los propios intereses.
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