La vuelta de Patricia Highsmith
Carol, la novela maldita de Patricia Highsmith; censurada en 1952 y publicada bajo seudónimo, ha sido llevada al cine, protagonizada por Cate Blanchett y Rooney Mara en el papel de una joven dependienta, como fue hace muchos años la propia escritora, seducida por una mujer mayor que ella que aparece en la tienda de juguetes.
Todd Haynes, el director de este suntuoso melodrama a lo Douglas Sirk, con una magnífica ambientación que nos traslada a los años cincuenta, filma un relato de intriga y pasión con la sensibilidad de los maestros del género (leer más).
Las dos actrices protagonistas de Carol |
Patricia Highsmith, es una de las pocas escritoras que une el fervor del público y de la crítica desde que en en 1950 publicara su primera novela, Extraños en un tren, que un año después adaptaría Hitchcock al cine. Aunque es una de mis escritoras favoritas, yo hasta ahora solo conocía lo más destacado de su biografía: Sus premios, sus éxitos, las adaptaciones de sus obras al cine y la vitalidad y la permanencia de algunos de sus personajes como el fascinante y amoral Ripley. Siempre la imaginé como en las fotos reproducidas en los periódicos y las portadas de sus libros, una mujer anciana y desgreñada, con un gesto de dureza en su rostro devastado por el alcoholismo, el tabaco y el tiempo. Pero ahora he descubierto que por la época en que escribió El precio de la sal, el primer título de Carol que hubo de publicar con un seudónimo, era una joven atractiva y risueña que leía vorazmente, acababa de romper con su primer novio, un escritor como ella, y de descubrir su homosexualidad. Algo muy poco aceptado en la America de los años cincuenta y lo que, unido a la heterodoxia de sus ideas políticas, cercanas a las del partido comunista, la llevó a vivir en Europa: Reino Unido, Francia y finalmente Suiza.
La escritora en su primera juventud |
Su biógrafa Joan Schenkar la presenta como alguien con una personalidad perversa y desagradable que escribía cartas antisemitas a los periódicos bajo seudónimo, cambiaba fácilmente de identidad y carecía de afectividad; como si la culpa, la mentira, la muerte y la frustración que encontramos en las tramas de esta escritora pesimista, maestra de la postergación, formaran también parte también de su vida.
Pero a mí me gusta más imaginarla como en esta foto, cuando se inventó esa historia de amor con una cliente guapa, rica y bien vestida que entró en una tienda de juguetes para ser atendida por una chica fascinanate. Ya entonces vivía una relación patológica de amor odio con su madre y había estudiado la conducta de los enfermos mentales desde los 8 años, tras la lectura del libro La mente humana de Karl Menninger .
Así que partir de ahora, cuando me sumerja en la lectura de uno de sus libros, mejor a la hora de la siesta, de la que Highsmith fue una gran defensora ya que, según ella, le ayudaba a escribir, la recordaré con la expresión inteligente y soñadora de esta vieja fotografía.
Carol o el amor que nunca vivió
https://es.wikipedia.org/wiki/Patricia_Highsmith
La biografía no convencional de Schenkar
Muy interesante Teresa. El amigo Ripley es todo un personaje. Yo descubrí a esta autora hace relativamente poco, es una fascinación de madurez. Y de joven era una belleza que contratasta como dices con su imagen de la vejez. ¡Ay el tiempo qué tirano es!.
ResponderEliminarLo tuiteo.
Gracias, Juan Carlos, yo en cambio leí sus libros hace tiempo pero lo que acabo de descubrir, ahora, es que su vida es tan interesante como su obra y por eso me acabo de comprar su magnífica biografía de más de 700 páginas
EliminarA mí me ha fascinado siempre, pero tardé en acercarme a "Carol", supongo que porque era una rareza en su producción. Cuando lo hice, descubrí un libro buenísimo, como su versión en cine (que ya es raro que esto ocurra). Las dos son altamente recomendables.
ResponderEliminarYo confieso que no he leído la novela en la que se basa la película que comento en el post. Seguiré tu consejo y la leeré ahora que he visto su versión cinematográfica
ResponderEliminar