Los libros de la baronesa Thyssen





COMPRO MUCHOS LIBROS, BEST SELLERS Y TODOS LOS PREMIO PLANETA PERO NO TENGO TIEMPO DE LEERLOS



El otro día, en la Sexta, vi una entrevista a Carmen Cervera, una mujer alegre y simpática,  a la que España debe el traslado a Madrid de la célebre colección de arte del barón Thyssen.
El entrevistador intentó sonsacarla algo de interés mediático pidiéndole que opinara sobre algunas de sus amistades importantes como determinados miembros de la Familia Real española, cosa que la baronesa no hizo, aunque  sí habló de su época  Hollywoondense  y del día en que conoció a Marilyn Monroe. Tampoco quiso pronunciarse sobre el procés catalán. Un tema que Carmen Cervera eludió, hábilmente,  no sin antes dedicar a los catalanes una sonrisa  y un vago deseo de paz. Solo se pronunció sobre el tema del acoso sexual, al que diferenció de la violación, y se mostró escéptica sobre las múltiples acusaciones de acoso sexual de las que están siendo objeto, últimamente, personajes del mundo del cine. 
En un momento dado de la entrevista Carmen Thyssen habló de sus aficiones, aptas para todas las cuentas corrientes, nada de viajes a lugares exóticos ni barcos ni fiestas con miembros de la jet set; una flor de su jardín, pasear a sus sus perros, pintar y leer mucho. Ante eso el entrevistador lanzo la consabida pregunta
-¿Cual es el último libro que ha leído?
-Hubo un momento de silencio hasta que la baronesa afirmo. 
.Nada, es que no tengo tiempo de leer nada, tengo que leer muchos documentos. Yo compro muchos best sellers y los premio Planeta y Nadal y los tengo sin tocarlos, apilados. 
El entrevistador decidió no ahondar en el tema preguntando, por ejemplo, en qué consistían  todos esos documentos que no le dejaban, ni siquiera tiempo, para leer los últimos best sellers: a lo mejor críticas de arte, dossiers  sobre cuadros que le ofrecen las grandes casas de subastas como Christie's o Sothebys,  contratos redactados por sus abogados, invitaciones, peticiones de entrevistas. Ser mega millonario da mucho más trabajo que ir todos los días a una oficina, especialmente ahora que las horas extraordinarias empiezan a estar controladas.  Un empleado de banca, al menos en teoría, podría dedicar un cuarto de hora al día a pasar las páginas de un best seller, aunque luego tarde mucho en terminarlo, porque suelen ser muy gordos. Y no deja de ser un
consuelo para los envidiosos que ser rico dé tanto trabajo. 
Entrada de la casa de Carmen Tyssen en la Moraleja


Podemos imaginarnos el club de los libros perdidos de la baronesa: no como una biblioteca para paladares exquisitos, con primeras ediciones para bibliófilos, catálogos de arte de distintas exposiciones o hasta esos libros de fotografía que a veces acaban vendiéndose, rebajados, en el Vips, si no como un trastero de títulos polvorientos, que tuvieron su momento de gloria y ahora yacen olvidados con sus páginas sin abrir.  Porque la gracia de un best seller es leerlo en su momento y suelen envejecer rápido y mal, incluso si se conservan, apilados, en alguna de las casas de la baronesa Thyssen.  


     

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