La desmemoria de Louise Glück

 




Alguien que tiene éxito o goza de talento artístico no tiene porqué demostrar más sensibilidad en sus actuaciones que un vendedor de cervezas



     La literatura se construye sobre todo a partir de la memoria. Pero la  de la última premio Nobel de literatura, la poeta Louise Gluck, 77 años, ha jugado una mala pasada a su editor, Manuel Borrás, 68, director literario de la editorial Pre-Textos, que publicó, en una edición bilingue, siete libros de la escritora cuando era una ilustre desconocida en nuestro país. Respirando aún el incienso del galardón que ha catapultado a Gluck al olimpo de los elegidos,  su agente, Andrew Wylie, conocido como El Chacal, no solo no ha renovado su contrato con la editorial si no que, además, le ha pedido que destruya todos los libros de Gluck que aún queden en sus estantes, una buena manera de borrar cualquier vestigio de su poesía en el unico sello que, hasta la fecha, distribuía sus obras en español. 

La postura del Chacal sin duda no vulnera la ley, pero no deja de ser una traición, secundada por Gluck, a quien promovió su poesía  durante años y nos enseña que el ser humano es complejo y poliédrico y que, en muchas de sus actuaciones, una artista no tiene porque demostrar más sensibilidad que un vendedor de cervezas, un  agente inmobiliario o un instructor de Tai Chi.

 



El mundo cultural español ha mostrado su solidaridad con Borrás, un editor a la antigua usanza,  reconocido con numerosos premios  nacionales e internacionales, el último de ellos, la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. Ante las críticas  recibidas, Wylie ha tratado de justificarse, en una entrevista, concedida al País, afirmando que hace tiempo que buscaba un nuevo hogar para su representada, sin precisar exactamente porqué lo ha encontrado coincidiendo precisamente con la concesión del Nobel y tratando de poner en duda la gestión de la editorial.  Tampoco explica El Chacal porque no ha llegado a un acuerdo con Pre Textos para dejar en su catálogo, al menos, algo de la obra de Gluck a quien lleva editando tantos años. 

Al final de mi sufrimiento 

había una puerta.


En este punto, ya sabemos quienes son Pre-Textos, un pequeño y prestigioso sello, con una trayectoria caracterizada por muchos reconocimiento y pocos beneficios económicos que se ha mantenido en las difíciles circunstancias del sector sin hacer concesiones comerciales, tan comunes hoy en día para vender como sea, aún a costa de la calidad. Para entendernos,  una política en las antípodas de editoriales como Espasa, que concedió su último premio de poesía a un autor cuyo único mérito era su número de seguidores en las redes, hasta el punto de que las primeras noticias apuntaban a que se había premiado a un bot.
También sabemos quien es Andrew Wylie, que salió del mundo underground y empezó escribiendo poesía hasta que, en 1980, fundó su propia agencia literaria y desde entonces es conocido por la dureza de sus negociaciones en las que ha conseguido pingües beneficios para los escritores de su cuadra, entre quienes se encuentran  autores como Roberto Bolaño, Martin Amis, Milan Kundera, Philip Roth, Borges o Camus, pero: ¿Quién es Louise Glück?, que hasta ahora formaba parte de ese tipo de escritoras solo conocida en algunos círculos de iniciados, hasta que un día, el premio por antonomasia la revela al gran público.

all happiness
attracts the Fates anger
They are sisters, savages-
in the end they have
no emotion but envy

En una lúcida crítica en Letras Libres, de 2014, a su libro Vita Nova, Gonzalo Torné se pregunta si de verdad esta escritora merece la posición de prestigio y privilegio que ocupa dentro de la poesía de Estados Unidos:
"Al fin y al cabo-dice-se echa de menos las cualidades que se suelen asociar al genio poético,(o si se prefiere los talentos naturales de la originalidad). Gluck carece de una mirada personal sobre el mundo, no dispone de un juego de metáforas propio, sus ironías son fáciles de detectar y de controlar, (una escritora sin pliegues ni dobleces) y rara vez su despliegue retórico y figurativo consigue sugestionarnos...¿Por qué porfiamos entonces en recomendar a esa voz mate, que por momentos suena como si estuviera apagada?....
Después de una comparación con Carson, en la que esta escritora sale beneficiada y añadir otros fallos de Gúck, de quien Torné dice que ha escrito muchos poemas que se pueden considerar simplemente, de oficio, y afirma que su carestía de recursos es un lastre que la obliga a reunir mucho material monótono y reiterativo,   uno sigue leyendo la crítica, escrita en 2014, para encontrar, ¡por fin! que es lo que hace a la poeta tan especial y merecedora de ser leída, ya que el autor del artículo nos anima, constantemente a no abandonar su lectura.
"Glück da la sensación de hacer acopio de fuerzas y tentativas hasta que logra dar en el clavo. Cuando lo consigue-explica el crítico-no hay un gran salto retórico ni nuevos destellos... el estilo seco, sentencioso sigue ahí; los reconocemos como poemas de la misma familia, pero más ajustados, más precisos y cortantes; se trata del mismo jugo, destilado con gran esfuerzo, pero más intenso, concentrado, más inquietante y el efecto es extraordinario."

Hapiness

A man and a woman lie on a white bed.
It is morning I think
Soon they will waken.
On the bedside table is a vase
of lilies; sunlight
pools in their throats.
I watch him turn to her
as though to speack her name
but silently, deep in her mouth-
At the window ledge,
once, twice,
a bird calls.
And then she stirs; her body
fills with his breath.

I open my eyes; you are watching me.
Almost over this room
the sun is gliding
Look at your face, you say,
holding your own close to me
to make a mirror.
How calme you are. And the burning wheel
passes gently over us

...Es muy improbable-dice Torné en esta vieja crítica- que el lector que se familiarice con su poesía llegue a dudar nunca de su inclusión entre los poetas más importantes de su tiempo. Por el momento, el comité que elige los Premios Nobel, le ha dado la razón  

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