La cultura del espectáculo

En los últimos tiempos voces autorizadas, entre ellas la del escritor Mario Vargas Llosa,  han hablado de los peligros de la sociedad del espectáculo en la que actualmente vivimos inmersos  que esta produciendo un tipo de consumidor de una forma de cultura devaluada, que devora lo último,  lo  más vistoso,  lo más espectacular en detrimento de la alta cultura.  Es cierto que el espectáculo ha existido siempre, el cine empezó como espectáculo de feria y qué fueron los folletines publicados en los periódicos  más que una manera de tratar de enganchar al lector.

 ¿ Más superficiales que nunca?

Todos hemos visto en las películas americanas al vendedor de periódicos que, a falta de los sofisticados medios publicitarios actuales, vocea  su mercancía mediática con las últimas noticias.  Con ese método, ahora en Madrid, la imputación de la Infanta Cristina sería gritada por todas las calles para informar a los transeúntes que no tendrían la posibilidad de conectarse a internet para ver lo último del trending topic

Pero al margen de que la alta cultura ha sido siempre y continua siéndolo privativa de unos pocos, es cierto que el continuo bombardeo de información y la facilidad para acceder constantemente a nuevos estímulos, hace necesario un receptor más preparado, más crítico y con una formación sólida para no ser víctima de la propaganda que subyace bajo el envoltorio de posibilidades excitantes que se nos ofrece a través de los medios.  Con razón se ha criticado los nuevos planes de enseñanza en los que se prescinde de la filosofía que tradicionalmente ha sido una materia para enseñar al estudiante a pensar por sí mismo pues le convierte en un consumidor más dócil y manipulable.

Un espectáculo,  al igual que un  libro, una  obra de teatro o una película  puede ser: bueno o malo, mediocre o interesante, divertido o aburrido, riguroso o banal como ese nuevo cliente de contenidos culturales masticados, que según los  ensayistas críticos con internet, necesita de un usuario cada vez más superficial. Lo cual me recuerda al desprecio que muchos intelectuales sentían por el cine, considerado un arte menor antes que los jóvenes de la "Nouvelle Vague" descubrieran que Hitchcock o John Ford eran iconos de la cultura del siglo XX.   Hablando de espectáculos, ayer vi  "El Médico", basado en el bestseller de Noah Gordon, dirigida por el alemán Philipp Stölzl a la manera de los clásicos  que impuso Hollywood en los años 50 y he de decir que me sumergí con gran  placer en la historia épica de un joven inglés, aprendiz de médico en la edad media.

Ibn Sina, médico en la Persio del siglo XI
" También me gusta ver películas ambiciosas, exóticas y de arte de ensayo"-dice su director-"pero personalmente considero el cine como un medio de entretenimiento de amplio espectro. Es fantástico poder llegar a mucha gente en el cine y que la película sea como un caballo de Troya en el que puedes introducir cosas importantes que deseas comunicar".
 Este filme está pensado como una gran aventura épica en la que el protagonista sufre las visicitudes propias del género y el espectador asiste a algo tan actual como es la lucha entre la ciencia y el oscurantismo; los distintos fundamentalismos y el deseo innato de saber.  Confieso que no leí la obra de Gordon así que no puedo compararla con el filme pero dado que una película es una obra que se debe analizar independientemente  de aquello que le dio origen no lo considero importante.   En una buena "película espectáculo" como esa, lo único que hay que hacer es dejarse llevar por la belleza de las imágenes y emprender un exótico y educativo viaje de aventuras desde la comodidad de una butaca.

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Comentarios

  1. Muy interesante

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    1. Me alegro que te haya interesado. Yo creo que todavía no podemos hablar con la suficiente perspectiva del momento que estamos viviendo, qué pensarán de esta época nuestros tataranietos, cómo nos verán desde el futuro, qué quedará de todo esto. Dios sabe como nos estudiaran los escolares del siglo XXII si para entonces aún existe la signatura de Historia.

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  2. Pienso que actualmente a pesar de haber evolucionado mucho a nivel tecnológico humanamente hemos evolucionado muy poco

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    1. Sí, tienes toda la razón, el hombre, en otras épocas, ha alcanzado cotas en los campos humano, artístico y cultural que son muy difíciles de igualar.

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