¿Necesitamos tener miedo? En la imagen, el ministro recientemente dimitido, Sr. Soria. (Por Santiago Álvarez de Toledo)

 Cuando vemos lo que está pasando desde las elecciones del  20 D no acabamos de creerlo. ¿ En qué país vivimos?. ¿ Es el mismo de aquella Transición que,  por mucho que últimamente se haya querido denostar, fue considerada internacionalmente modélica ? Una sociedad, la España del 77, sin ninguna experiencia democrática durante  cuarenta años. Peor aún, con la experiencia más antidemocrática que un país puede tener, una guerra civil, excepcional en la Europa del siglo XX. Sin embargo, aquella sociedad en teoría absolutamente dividida, por alguna razón consiguió hacer cooperar y unir a los grupos más extremos.



 Hubo algo por lo que desde el PCE de Carrillo hasta la Alianza Popular de Fraga y todos los partidos intermedios se cohesionaron en los Pactos de la Moncloa y consiguieron  alumbrar una Constitución.

      A veces lo que parece imposible se consigue al vislumbrar que algo mucho peor podría llegar. Eso peor hace elegir lo que en principio creíamos malo. Y el miedo a que volviera lo que nos desunió y deshizo durante tres años de guerra civil y nos dejó destruidos, lo consiguió. Y cómo no, el miedo a los cuarenta años posteriores a esa guerra.

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  ¿ Necesitamos ahora algo como ese miedo para reaccionar debidamente ?. ¿ No nos basta con ver como algunos de nuestros partidos inyectados de intransigencia son incapaces de anteponer el interés general a del partido ? ¿ No basta con que los casos de corrupción entre esos partidos, dirigentes políticos y empresarios nos mareen día a día tanto que más que un continuo goteo  parezcan verdadera lluvia a la hora del desayuno y que afecten hasta a ministros del gobierno ? (claro, que el ministro tendrá su honestidad en funciones)  ¿ No basta con jugarse el desmembramiento de un país creado y funcionando  desde hace cinco siglos ? ¿ No basta con ver cómo se alarga un periodo sin brújula ni gobierno verdadero, más que en funciones, disfuncional y en el que nuevas elecciones no garantizan mucho cambio, ni seguridad de un gobierno estable? ¿Y no nos basta en el área económica con  descubrir bajo la alfombra un déficit que el ejecutivo había negado con la mano en el corazón y que Bruselas nos mire como mentirosos, que la Seguridad Social y las pensiones estén en peligro y que todo ello se encuentre en un entorno internacional que el FMI acaba de definir  como realmente peligroso ?.¿ No nos basta todo eso para hacernos reaccionar ?

     Pues no. Parece que es necesario un desastre aún mayor y repentino. Parece que es tristemente cierto aquello de "Cuanto  Peor Mejor", al menos circunstancialmente para producirnos la catarsis. Quizás la noticia del ministro Soria pudiera ser el electroshock,  pues la retirada y substitución, no sólo de él sino de quien le nombró, podría desbloquear la parálisis actual ("Sería responsable por un caso de corrupción si lo hubiese cometido yo o alguien nombrado por mí", palabras de Rajoy en su reciente entrevista en televisión).

     Si no, seguiremos ciegos sin ver que en una situacion y entorno como los presentes, acechados por tantos peligros internos y externos, si seguimos incapaces de unirnos, mirándonos de soslayo y anteponiendo injusta e infantilmente nuestros intereses y orgullos, mientras nos deslizamos poco a poco hacia abajo por esa cuesta resbaladiza de la conjunción del paso del tiempo y las circunstancias adversas, acabaremos cocidos como la tortuga en el agua calentita de la  olla y hundidos en una sima de donde será mucho más difícil salir.

    ¿ A eso queremos llegar ? ¿ Esperar a ese momento es la solución ?.