Los primeros safaris

Nunca un safari había dado tanto que hablar. Desde el primer artículo de Zarzalejos sobre las obligaciones del Jefe de Estado en el Confidencial hasta numerosas páginas en las que se ha abierto la veda en lo que a la familia real española se refiere, la red es un mentidero de comentarios a los cuales es difícil añadir nada nuevo. Quiénes y dónde empezaron la moda del safari. En la primera década de 1900, un siglo belicoso en el que se probaron la capacidad de destrucción de las nuevas armas, algunos europeos comenzaron a viajar a otros continentes y el matar animales salvajes dejó de ser un ejercicio de supervivencia para convertirse en un deporte de elite. Dos libros: "Duque de Montpensier en Indochina, mis cacerías, mis viajes" y "British East Africa, primer safari español en Africa" dan cuenta de ello.


Duque de Peñaranda, Mques. de la Scala y Duque de Mandas, los tres españoles participantes del primer safari español en África













Cañas y hierba








El primer safari de Españoles a África tuvo lugar en 1907 en Kenia. En este momento Kenia, que no obtuvo su independencia hasta 1963, pertenecía al Protectorado del Este de Africa y era una colonia del Imperio británico. El libro, que da cuenta de uno de los primeros viajes de cazadores a este continente, editado por Alfonso Maldonado, es meramente una reproducción del diario de caza y las fotografías tomadas por los aristócratas participantes en el safari. No así el segundo libro, del que es autor el duque de Montpensier, prologado por un académico francés, que abunda en consideraciones políticas y descripciones de Indochina.


La ruta del tam tam





Con la mentalidad actual resulta bastante curioso asomarse al relato de las experiencias del duque de Montpensier, miembro de la familia real francesa y descendiente del padre de la primera mujer de Alfonso XII, Mª de las Mercedes, que por la misma época viaja y caza por Indochina, entonces una colonia francesa. Éste se inicia con una biografía de la gesta de los marinos que conquistaron la península a los que expresa su admiración para después describir la belleza y las costumbres del lugar. Es posible que por entonces el duque de Montpensier no hubiera leído el "Corazón de las tinieblas" de su contemporáneo Conrad ni conociera el asesinato de miles de congoleños cuando este país era controlado por Leopoldo de Bélgica. En cualquier caso su visión de la Indochina de esa época es bastante idílica y demuestra un gran conocimiento de la naturaleza y las costumbres de los animales. Sobre el elefante y su caza dice:
"Al pasar por una aldea Moi, me dieron aviso de que no lejos de allí podría encontrar elefantes. Acudían todas las noches a beber en una charca próxima al pueblo. Si se hubieran contentado con aplacar su sed la cosa hubiera tenido poca importancia; pero los indígenas se desesperaban al hayar, por la mañana, sus arrozales devastados. Les prometí, pues, hacer cuanto me fuera posible para poner coto a las tropelías de aquellos paquidermos turbulentos y retozones como niños que hacen novillos. Ya había yo cazado elefantes en África y conocía bien la manera de efectuar el acecho..."

Duque de Montpensier


En sus memorias de viajes y cacerías en Indochina el duque de Montpensier dice: "Como ya he hecho con sus compañeros de la selva y la sabana, voy a abrir algún paréntesis para consignar algunas notas acerca del elefante (Elephas maximus), con-voi en annamita. Entre esas varias absolutamente inéditas acerca de detalles característicos solo conocidos de los cazadores, pero ignorados a buen seguro por nuestros hombres de ciencia.
Hablo de aquellos que no hayan vivido amistosamente al lado del elefante salvaje"...

"El elefante es de caracter vivo y travieso. le agradan las bromas y las da con irresistible fuerza cómica...
Cuando el elefante persigue a una hembra en ciertas épocas del año su frente segrega por dos poros un líquido negruzco y oleoso; éste es un hecho rigurosamente exacto y conocido por todos los indígenas.....
No quiero poner término a este capítulo sin hablar de la manera verdaderamente curiosa empleada por los elefantes para designar cuál entre dos rivales ha de tener derecho exclusivo a los favores de una hembra. Su combate, mejor dicho su duelo, será motivo de regocijo para los autores cómicos.
Los adversarios se lanzan como reto un simple mugido sin pataleo previo. Seguidamente uno de los dos arranca con la trompa un arbusto y lo deposita entre sus patas. El otro, a su vez, busca un arbusto más grueso que el elegido por su contrario y lo desarraiga. El primero escoge entonces un árbol y lo extrae del suelo; el contrincante realiza la misma faena con un árbol mayor, y así continua el pugilato hasta que uno de los dos se encuentra en situación de inferioridad por no poder arrancar el árbol que eligió. El vencedor se apodera de la hembra mientras que el vencido huye un tanto avergonzado".


Comentarios

  1. hubo un safari anterior, el de Patricio garvey

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  2. No lo sabía. Me encantaría que dieras algún dato de ese safari, si dispones de esa información para compartirlo.

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