Showroom literario
Jonathan Franzen ¿Cómo empezó su afición a la literatura? "Mi padre me leía libros básicos que los chicos americanos solían leer: Tom Sawyer, La Isla del tesoro, Los viajes de Gulliver y rápidamente me empezó a gustar leer. Mis padres eran mayores y estaban ocupados. Tenía amigos pero solo podía verlos por la tarde o sea que leía constantemente.... La mía no era una familia de lectores y mucho menos de escritores. Mi madre pensaba incluso que la ficción era deshonesta pues alentaba mentiras. Ellos no alentaron en absoluto mi carrera de escritor. Pensaban que no era práctico. Querían que fuera médico o ingeniero, que tuviera una profesión útil. Dice el autor de "Libertad" en una entrevista publicada en el diario Clarín. elpais.com/diario/2011/09/18/eps/1316327216_850215.html Sí, leo, el As y el Marca todos los días. Enrique Iglesias Preysler al País |
Sobre hábitos de lectura:
http://www.lanacion.com.ar/1446798-que-leen-los-escritores
Lo más sorprendente: la entrada "chicas que leen" del blog tomashotel sobre libros y literatura, un apartado de soft porno con múltiples modelos desnudas o en actutudes sexy que tienen en común algo relacionado con el mundo de los libros o las bibliotecas. El resto son todo noticias e informaciones literarias. Afirman tener 10.000 visitas diarias ¡Con esos métodos no me extraña!, en cualquier caso ¡todo sea por el fomento de la lectura!
http://prologoalailusion.foroactivo.com/t333-los-100-libros-que-hay-que-leer-antes-de-morir
Leer siempre, lo que sea, cuando sea...que unas cosas lleven a otras, sin previsión ni planes fatuos ( como los míos)...como un tapiz que se expande en múltiples direcciones...como escribe Vila-Matas, donde las fronteras de vida, ficción y ensayo son borrosas.
ResponderEliminarO no leer a tantos y tantos, salvo por casualidad. Por pura curiosidad, y sin segundas intenciones.
Convertirse en un experto en lo disperso, desconectado e incoherente. Olvidar lo concreto para retener, inconsciente, lo que la lectura filtra y no es trama, ni argumento, ni conocimiento.
Tal vez sólo el placer de relacionar, aunque sea por oposición, lo que uno recuerda vagamente haber leído hace tiempo y lo que tiene entre manos.
Me parece una manera perfecta y muy poética de definir el acto de leer o de no leer, salvo por casualidad, a tantos escritores. Al final el recuerdo de tantas lecturas se va mezclando con la vida, espero que para hacerla un poco mejor. He dejado a Vila-Matas para mi próxima entrada. Su óbra es demasiado compleja para pretender decir algo de ella con cuatro párrafos periodísticos como hago aquí.
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