¿Yo también sería corrupto? En la foto Rodrigo Rato
No es cuestión de enrabietarse, rasgarse las vestiduras, desilusionarse y hacer gestos negativos con la cabeza al ver nuevos casos de corrupción. No es un tema moral de: "parece mentira, ¡qué gente esta!", pues nosotros mismos honestamente no estamos seguros de cómo actuaríamos si estuviésemos en esas mismas circunstancias, con la tentación tan cerca, tan fácil y además tan grande. Por lo menos yo. Es cuestión de dejar de lamentarse y ponerse manos a la obra, ayudar a montar un sistema que funcione, primero previniendo y después castigando para que los tentados por la corrupción consideren que es demasiado arriesgado y no les merezca la pena. NO se trata de ser moralistas, eso es más protesta fácil que disfraza la pereza de actuar. Hay que ser prácticos y cada uno en su entorno, actuar. (Leer más)